lunes, 29 de junio de 2015

PrObLeMaS

Ayer conversaba con un grupo de amigos sobre los problemas. Y veíamos como nuestras actitudes van cambiando según el estado del problema.
Por ejemplo, cuando comienza el problema, la actitud que adoptamos es como la de un gatito enfermo. Ves que tu gatito está enfermo, no quiere comer, no quiere tomar agua, le lloran sus ojitos y no te queda otra que llevarlo al veterinario. Entonces te dice: “Su gatito tiene gripe, algo muy común en los gatitos. Ellos nacen con estos bichos y ante un cambio de circunstancias, ellos se deprimen y se enferman. Mi sugerencia es: ‘Déle estas gotitas cada 8hrs y procure tenerlo en un lugar calentito ¡No deje que se enfríe!’”. Luego, uno se echa un poco la culpa y piensa en el fin de semana largo en que salí y dejé al gato solo, quizás por eso se resfrío. Así que uno anda cuidando amorosamente a su gatito, le da las gotitas, que costaron un ojo de la cara, y lo deja cerquita de la estufa. Entonces uno se descuida un poco, porque obvio, la vida de uno no gira en torno al gato, y el muy vaca ya no está al lado del fuego, ahora está debajo de la escalera, el lugar más oscuro y helado de toda la casa. Entonces el día sí gira en torno al gato. Cualquier descuido y el gato, literalmente, se echa a morir. No tiene esperanza. Está triste y quiere estar solo… Esa es exactamente la misma actitud que uno tiene en el principio del problema. “¿Por qué a mi? ¿Por qué justo ahora? ¡Estoy tan sola! ¡Nadie me entiende! ¡Prefiero morir!”
Bueno, en cierto modo, es cierto que uno esta solo, uno se reprime de contar, de pedir auxilio. Y quizás pensemos que pedir ayuda es sinónimo de molestar. Así que, nos enfrascamos, buscamos el lugar más oscuro de la casa y esperamos la muerte.

Como la muerte no llega, entonces nos tomamos una dosis de positivismo, que no sabemos ni de dónde salió. ¡Nos ponemos de pie! Aquí nos parecemos a los perritos enfermos. ¿Han visto un perrito enfermo? Por ejemplo, si le duele la guatita, anda comiendo pasto y hojitas de árboles para sentirse mejor. Si tiene una herida porque lo atropellaron o se peleó por ahí, entonces limpia su herida y busca no apoyarse en ella para que vaya sanando. Y si el atropello lo deja cojo, entonces deja de usar su patita un rato, la estira, hace ejercicios y si sigue doliendo, la deja de usar un rato más y de lo más bien se las arregla con las otras tres patitas buenas. No se hace ningún problema, le echa para adelante.
Claro, cuando estamos en esta segunda etapa es cuando buscamos posibles soluciones y si no las vemos, le echamos para adelante igual no más.
Si el problema, en nuestras manos, no tiene solución, entonces pasamos a la tercera etapa: Pedir ayuda.

En esta tercera etapa, nos parecemos un poco a un elefante bebé en problemas. Sus gritos de SOS alertan a sus padres y al resto del grupo. El elefantito no quiere estar solo y el resto ve su problema como algo tan pequeño que ayudarlo es solo un trámite.
Desde nuestro punto de vista, generalmente nuestros problemas son más grandes, pero cuado pedimos ayuda se hacen más pequeñitos. Desaparecen o simplemente son más fáciles de llevar. Finalmente, lo que nos está pasando ahora, seguro a alguien ya le pasó o le está pasando. Obvio, los problemas no son tan innovadores como uno cree.

Mi conclusión es que, al principio es normal sentirse solo, aun rodeados de gente que nos quiere. Lo importante es no dejarse morir, mirar a los lados, pedir ayuda a los a pares y volver a confiar. No estamos solos. Siempre hay alguien dispuesto a escuchar y ayudar.

¿Y yo? ¿Estoy dispuesta a escuchar? ¿Lo sabe mi gente?

viernes, 26 de junio de 2015

Test

Hoy me hice un test, de esos que te dicen quién eres. Claro, yo no tenia ninguna intención de hacerlo. Obvio que se quién soy, la mayoría de las veces, el resto… escribo.

Pero bueno, hice igual el famoso test que me dijo exactamente lo que esperaba que me dijera:

- No me gustan los cambios: cosa que me parece que todo el mundo tiene un poco. Claro, a nadie le puede caer bien que se cambie el sonido de la alarma o que cambie el orden de las cosas en el supermercado.
Yo creo que todos deseamos tomarnos un coca cola con el mismo sabor de hace años. Apreciamos el mismo sentido de las calles. Y no andamos queriendo ser innovadores en esas cosas. Estamos convencidos de que “las cosas así están bien”.
- Trato de encajarme a la gente, me importa lo que el resto piense de mí, especialmente si piensan algo bueno: ¿Que puede tener eso de extraño? ¿Realmente existe gente que no le importe lo que piensa el resto de ellos? ¿Existe gente con el autoestima tan alto que no necesita que nadie lo felicite o le diga que lo quiere? Yo creo que es algo muy humano querer ser aceptado por las personas. Y bueno, si piensan algo mal de uno, ¡que se mueran! Jajajaja. Nunca tanto, pero, yo monedita de oro no soy. Obvio que no siempre puedo caer bien, pero ese grupo que se ponga atrás mío.
- Soy terca: Bueno, aquí no estoy de acuerdo. Porque terca es una persona cerrada a otras opciones. Y en este punto, creo como dice Humberto Maturana: “Cuando uno se equivoca, no se esta equivocado, porque cree estar en lo cierto”. Por lo tanto, si creo estar en lo cierto, ¿acaso es terquedad defender mi punto de vista? Obvio que no. Otra vez, pienso que todos debemos tener un poco de esto para ser felices. O sea, pobre persona que no tiene opinión, no tiene identidad, no tiene punto de vista o no tiene nada que defender. Hacerse el tonto, no lo hace quedar como una persona que no quiere pelear o un pacificador, no, lo hace quedar como tonto, obvio.
No creo tener siempre la razón, soy conciente de que de vez en cuando me he equivocado, pero, mientras nadie me lo pueda probar, sigo en lo correcto.

Lo malo de estos test es que te hacen pensar que un porcentaje de la población, en mi caso el 7%, es como yo. O sea, única no soy. ¿Realmente encajo en una sola personalidad? Yo creo, sinceramente, que todos tenemos un poco de todo, sino ¿Cuál es la gracia?

Soy quien soy por mis experiencias.
Nací en una familia sarcástica. Resultado: soy sarcástica.
Mi mamá se roba las conversaciones del resto. Resultado: soy gritona.
Mi papá es un hombre necesitado de afecto y abrazos. Resultado: tengo la necesidad de ser aceptada.
Soy la primogénita. Resultado: deseo cuidar de los débiles, después de burlarme de ellos.
Mis padres siguen juntos después de muchos años de casados. Resultado: espero lograr lo mismo.
Mi papá ama comprar y mi madre es la persona más rápida en el mall. Resultado: el dinero me dura muy poco.

¿Realmente existe alguien que tenga las mismas experiencias mías? No lo creo.

Humano

Estaba con unos amigos hablando del “nuevo”, un chico que llegó y que estamos aceptando de a poco. Entonces decíamos: “es simpático”, “es agradable”, “es trabajador”, etc. Hasta que uno dijo “se nota que es muy humano”. ¿Queeeeeeeeeeé? ¿Acaso se puede ser humano sin ser humano? ¿Será que necesitamos decir “es humano” para referirnos a alguien? Fue entonces cuando dejé la conversación y me puse a cuestionar la humanidad.

Busqué la definición de humano en el Diccionario de la lengua española y para mi sorpresa la definición de humano es: “Comprensivo, sensible a los infortunios ajenos”. Seguramente a eso se refería mi amigo cuando hablaba del nuevo. Entonces me quedó claro que un humano, lamentablemente, puede no ser humano. Es una gran pena que haya personas que no puedan ser calificadas como humanas. Se supone que todos fuimos hechos para ser sensible a las desgracias ajenas, se supone que todos podríamos lamentarnos por la fortuna adversa de quien nos rodea. Pero sólo “se supone”, no es algo que se pueda asegurar. La gente se hace daño, y pareciera que hasta disfrutara de las desgracias ajenas. Hay muchas personas que provocan las desgracias de otras, les destrozan la vida y pareciera que gozan haciéndolo. Por eso no es raro ver matones, violadores, pedófilos, sanguinarios, malditos humanos no humanos.
¿Me definirán a mi como humana? ¿Me defino yo, a mi misma, como humana? ¿Me ven como humana?

Aquí estaré “suspirando y gimiendo” un rato más…

Pienso, luego existo

Humberto Maturana (destacado biólogo chileno, que actualmente hace clases en la Universidad de Chile. Con quien me encantaría tener una entrevista, para conversar de la vida y anotar sus frases celebres: Esas frases que se practican y al momento oportuno se dicen y todos quedan con la boca abierta), dice: “las buenas ideas no existen hasta que se expresan mediante el lenguaje”. Es decir, uno puede tener una muy buena idea, pero si no la dice, si no la expresa mediante el lenguaje, entonces simplemente no existe.

Por no expresar ideas es que muchas veces uno ve en televisión, que una persona llevó a cabo una idea que uno tenia hace mucho tiempo. Pero como uno no lo dijo, entonces la idea no es propia y no se tiene ningún merito. El que lo dice primero, gana. Pero menciono a Maturana no por ideas innovadoras, sino por el derecho de pensar y de expresarlo mediante el lenguaje, ya sea oral o escrito. Como muchos saben, a mi me gusta pensar y trato de comunicarlo, he aquí la razón por la que escribo para que otros me lean. Precisamente, para que mis ideas existan. O como dijo Coco Legrand “para hacer presencia, presente”. Hay demasiadas personas que pasan desapercibidas durante su vida, nadie se acuerda de ellas, no han marcado nada, no han hecho “presencia presente” y cuando están presentes, no hacen presencia. Yo no quiero ser una de esas. Por eso escribo, dejo mi marca, mi legado, hago “presencia presente”.

Incluso, Mercedes Sosa, refiriéndose a su existencia; que para ella es fácil porque realmente hizo “presencia presente”, marcó su espacio e incluso “es patrimonio nacional no sólo para Argentina” (Fito Páez) dijo: “No soy feliz sólo porque canto, sino porque pienso”. ¡Wow! Sentirse feliz no por trabajar en tu mayor hobby, sino porque piensas… es más, ser feliz porque puedes expresar mediante el lenguaje, cantado, lo que piensas, tus ideas y así… así existir…

Entonces, según yo: “pienso, luego comunico y así felizmente existo”.

¿Superiores?


Cuando Dios dijo: “No deben comer del árbol de lo bueno y lo malo”, nosotros comimos.
Cuando Dios dijo: “Llenen la tierra”, nosotros nos hacinamos en grandes ciudades.
Cuando Dios dice: “No hagan ídolos”, nosotros los hicimos.
Cuando Dios dice: “A polvo volverán”, nosotros inventamos el cielo y el infierno.
Cuando Dios dice: “No debes mentir”, nosotros escribimos blog.

Para creernos tan superiores a los animales, no somos más que unos porfiados incapaces de reconocer la autoridad.
A esforzarnos por ser diferentes…