martes, 7 de julio de 2015

¿Cambiar? ¿Adaptarme?

Para entrar en algún círculo de gente, uno debe cambiar. Para ser “pelolais” hay que tener el pelo largo, liso, ser buena para comprar, tener iPhone, no pegarle mucho a la tecnología, comer ensalada César, sushi y blue chesse, además de tener un proveedor para tu Visa. Aparte de las lucas, parece fácil poder encajar. Para ser “nerd”, tienes que usar lentes, tener el pelo chascón, saber mucho de tecnología, leer paper, blog y Twister, jugar cartas Magic o similares y por su puesto, haber visto y disfrutado La Guerra de las Galaxias, Volver al Futuro y Star Trek. Tampoco es tan difícil entrar, no son un grupo cerrado y cada vez es más numeroso.

Adaptarnos parece ser parte de nuestra formación. En eso se basa la amistad, el noviazgo y el matrimonio. Pero “adaptación” no es lo mismo que “cambiar”. Porque lo que realmente llevamos dentro, por muchas carcasas, mascaras o disfraces que nos pongamos, siempre sigue guiando nuestros pensamientos y emociones. Si las personas piensan que somos serios, pero no lo somos en casa, ¿a quien engañamos? Si en casa tenemos opinión y nos gusta debatir, pero afuera somos personas pacificadoras, que no queremos pelear ¿realmente engañamos al resto? Yo pienso, que al principio puede ser que nuestra capacidad de adaptación nos ayude a reflejar lo que queramos que la gente vea de nosotros, pero, tarde o temprano, el “verdadero yo” sale a la luz. Cambiar nuestra esencia para ser aceptados por personas que no son como nosotros o ser aceptados por personas que no nos quieren, no le da sentido a nuestra vida, solo nos distrae de nuestro objetivo y espanta a quienes sí valen la pena.

Paolo Meneguzzi dice “Por una como tu, cambiare de veras. Por una como tu, sabes que lo haré”. ¿Realmente existe alguien que sea capaz de enamorarse de una persona que cambió por uno? Acaso ¿no sería mejor, enamorarse de una persona real, autentica y que en esencia sea lo que necesitamos? Supongamos que esta persona realmente cambia por uno, entonces todo perfecto, somos tal para cual, la media naranja que dudábamos que existiera, todo lo que soñamos. Pero, y si algún día, apareciera una persona que gusta de él tal como es, sin ese disfraz de mi media naranja ¿Qué haría? Y yo, ¿Qué hago? ¿Me quedo con su disfraz colgado en mi closet, esperando que a otro le quede bien?

Mejor, oponerse a la Matrix de encajar en los círculos y ser natural. Seguro alguien también salió de su caparazón y está listo para mí. Claro, yo pienso que uno no está predestinado a estar con alguien, yo creo que nos preparamos para alguien. Creo que el camino por el que andamos nos forma, nos va creando, va creando mi personalidad. Mientras él, camina preparándose para mí, creándose para mí. Sin adaptaciones ni cambios, sólo madurez y experiencia, errores y logros, que no lo hacen mi príncipe azul, lo hacen mi complemento perfecto.

¿Estoy lista para salir de mi caparazón?


No hay comentarios:

Publicar un comentario