miércoles, 29 de julio de 2015

Perspectivas

La perspectiva nos permite ver una misma escena, pero con diferentes resultados. La perspectiva nos permite sacarnos fotos divertidas, donde uno sale más atrás y el de adelante te tiene en su mano, o te esta comiendo. Todo depende de la posición del ojo del observador.

En la vida pasa algo parecido, solo que las perspectivas te las da el humor o la falta de este. Puedes encontrar un tremendo desorden en casa y pensar “menos mal que tenemos harta loza, sigamos ensuciando” o podrías gritar “¿acaso soy la nana? Si yo no estoy ¿nadie puede ordenar?”. Todo depende del estado de ánimo.

Pensando negativamente, podría decir que siempre fui un desastre para mis padres, realmente siempre los desilusioné. Como mi madre quedo embarazada de una casualidad, no puedo imaginar la cara de alegría de mi padre, sino sólo la de espanto. Una vez que nací, cometí las siguientes tres decepciones a mi familia.

Primero, no pesé más que otros de mi familia. Porque cuando naces, eres como un lechón, mientras más pesas, más vales. Así que yo, valía muy poco.

Segundo, mi padre vió un tremendo chocho sobre mi frente, horrorizado, pensó que sufriría haciéndome moños tirantes, de esos que uno se ve como china, con los ojos estirados. Porque a mi papá lo criaron diciéndole que el pelo crespo es feo.

Y tercero, como nací un día domingo, mi padre no tuvo un día libre en el trabajo. Cosa que a todos nos gusta tener.

Mi hermana, en cambio, no paso por nada de esto. Todos la esperábamos. Mi padre puedo entrar a la sala de parto, así que fue amor a primera vista, apenas la vio se convirtió en su hija favorita. Pesó más que toda la familia, y nadie ha podido superar ese record y eso que se adelantó dos semanas porque a mi mamá se le ocurrió envirutillar y encerar la casa, así que mi pobre hermana salió como una jirafita, pum para afuera. Además no tenía chochos y nació un día lunes. Ese día, pasé a ser la “guagua grande”…

Ahora, si cambio la perspectiva, y me pongo a pensar positivamente, diría que fui el orgullo de mis cuatro abuelos. Fui la primera nieta y eso nadie me lo puede quitar. Así que andaba en los brazos de uno y de otro. Todos me miraban y se veían reflejados en mí. “Tiene mis ojos”, “tiene mi mentón”, “tiene mi nariz”, etc. Genéticamente hablando, me parece torpe hablar de eso, es obvio que tengo un poco de cada uno, de hecho, soy un poco de cada uno. Incluso ahora, que ya tres están muertos, puedo ver cosas en mí que alguna vez ví en ellos. Soy una mezcla de cada uno de ellos. No solo los llevo en el corazón figurativo, también los llevo en mi libro de la vida.

Como soy la mayor y he tomado buenas decisiones primero que el resto, he sido un orgullo para mi familia. Pero no creo que eso sea lo más importante, yo creo que uno debe estar orgulloso de uno mismo. Tener la capacidad de mirarse al espejo y no desear cambiar nada. Ser capaz de tener una segunda oportunidad en la vida, y volver a tomar las mismas decisiones, volver a cometer los mismos errores o incluso más.

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