miércoles, 22 de julio de 2015

“Que eso no controle tu eso”

Para poder entender el nombre de esta publicación, tengo que contarles una historia.

Hace unos años atrás, cuando todavía estaba viva mi abuelita materna (chuchu), cada vez que yo escuchaba su canción favorita, me ponía a llorar. ¡Imagínate! ¡Lloraba a mi abuelita en vida! Y me rompía el corazón la sola idea de pensar que algún día ya no estaría al lado mío, llegaría el día en que yo no tendría que ayudarla, llegaría el día en que no volvería a escuchar una y otra vez las mismas historias. Sabía que ese día llegaría y por eso no podía evitar llorar, como no lo puedo evitar ahora…

Esa famosa canción sonaba demasiadas veces en mi vida, que llegó el momento en el que tuve que hablar con un viejo amigo (viejo en todo sentido) y suplicarle que cuando esa canción sonará, por favor, le bajara el volumen. Él me escuchó un buen rato, todo mi relato entre lágrimas, entonces levantó las cejas, hizo un mini puchero y dijo: “Que eso (apuntando a mi corazón) no controle tu eso (apuntando a mi cabeza)”… Todo parecía indicar que la canción que no quería escuchar, la seguiría escuchando si dependiera de mi viejo amigo.

Sus sabias palabras me hicieron mucho pensar, y por eso las recuerdo tan bien hoy. Quién iba a pensar que me guiarían hasta ahora. Claro, cuando mis sentimientos se interponen en mi manera de pensar, cuando mis sentimientos no me dejan actuar, cuando unas palabras no me dejan dormir, entonces me digo: “que mi esto no controle mi esto”. Cuando lo logre, volveré a escribir. Por mientras, mi esto controla mi esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario