Hace un
mes, me llamaron para decirme que mi prima de 23 añitos había muerto, la
atropellaron a tres cuadras de su casa. Se paró, le dijo al chofer que no era
nada, que estaba bien. Entonces pidió ropa limpia y su única preocupación era
dar su certamen a un par de cuadras más allá. Como en todo accidente, llegó la ambulancia
y sin importar lo bien que se sentía, la subieron y la llevaron al hospital.
Ahí la revisaron, y la enviaron a Concepción. En la ambulancia, vomitó y así,
sin despedirse, sin saber siquiera que lo último que vería sería un par de
personas vestidas de blanco con un polar azul marino y un techo de color metálico.
Así, sin el espacio de decir sus últimas palabras a su gente, se fue.
Cuando
muere alguien no podemos evitar pensar en nuestra vida y pensar en nuestra
muerte. A veces, cuando hago un viaje largo, le pido a Dios que me cuide.
Claro, no siempre se pueden evitar los accidentes, entonces ruego por saber que
me estoy muriendo.
Si solo
supiera que me estoy muriendo, que me quedan 5 minutos, los aprovecharía para
decir que fui feliz, decir que valió la pena vivir poco contigo que haber
vivido mucho sola. Desearía darte mi último beso, mi última lágrima y mi última
sonrisa.
Quisiera
tener la oportunidad para agradecer a mis padres por la educación que me
dieron, por enseñarme a mirar la luna todas las noches y detenerme en un viaje
solo para mojar mis pies. Y tener el tiempo para agradecer a Dios por ellos,
para que no me extrañen, sino que me recuerden. Para rogarles que me esperen y
que en un abrir y cerrar de ojos nos volveremos a reunir.
Necesitaría
más de 5 minutos para conversar con mi sister. Seguro empezaría con una broma,
que la pondría más nerviosa y que no evitaría que igual no más lloráramos. Solo
decirle que todo se lo he dicho, que no hay secretos que ella no sepa y que si
tuviera otra oportunidad en la vida, no permitía que se me fuera tan lejos,
como ella no permite que yo me vaya ahora.
Y si me
dieran un minuto más, mencionaría a todos mis amigos por su nombre y si me
alcanzara el tiempo, poder decirles por qué los admiro y los elegí para caminar
junto a mí. Además, recordarles que en mi iPad tengo notas de todos mis
alumnos, sus percepciones, sus dudas y las metas que tengo para con ellos a
corto plazo. Si tuviera un poco más, encargaría a mis alumnos a un par de
amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario