Los
umbrales de percepción son, la menor cantidad de estimulo capaz de provocar una
trasmisión, una mínima reacción. En cristiano, se entiende mejor con un par de
ejemplos.
Si una
persona choca con el dedo gordo del pie en la pata de la cama y hace un escándalo
de eso, se pone a aullar y saltar en un pie, entonces aquel golpe superó el
umbral de dolor. Ahora, si la persona se soba el dedo y sigue caminando,
entonces el golpe no supera el umbral y por eso no siente dolor. Es decir, la
primera persona tiene su umbral de dolor muy por debajo de la segunda. Bueno,
yo soy como la primera. Un golpe en los dedos de los pies, puede dejarme inválida
unos minutos. Imagínense mi dolor ante un pinchazo, un pellizco o peor aún, una
ridícula cosquilla.
El umbral
de dolor tan bajo, hace de mí una persona débil. Un dolor de cabeza, un dolor
de huesos, un golpe pueden hacerme perder el día. Una amiga dentista, de esas
que se creen doctoras por estudiar odontología, me explicó una vez, que quizás
mi mamá no sobaba mis heridas, razón por la que yo tampoco lo hago. Poner la
mano sobre una herida ayuda a calmar el dolor, mientras que en mi caso, el
dolor se prolonga con sus ondas. Considero que esta idea no es tan alocada, ya
que mi madre, antes de caerme me decía: “Si te caes, te pego”. Con dicha
amenaza en mente, ante una caída me levantaba en tres tiempos. Nunca me sobaba,
nunca me tocaba y nunca me quejaba… hasta ahora.
También
existen otros umbrales, como el del aburrimiento. Tengo un par de amigos que
tienen este umbral muy bajo. Ante la pequeña monotonía en algo, se amurran, se aburren y
prefieren trabajar. Este umbral demasiado bajo me cae más mal que el mío.
Claro, si no hay payaseo, se aburren. Si estamos conversando, se aburren. Si
estamos viendo graciosos videos de YouTube, se aburren. Lo peor es que el
aburrimiento no les da sueño. Se parecen a los Sims, que cuando están aburridos
no quieren estudiar, no quieren comer, no quieren hacer ejercicios, nada. Así
se ponen estas personas de umbral de aburrimiento muy bajo. Son una lata.
Parece que no disfrutaran de las cosas pequeñas del día a día. Siempre tienen
que estar arriba de la pelota para poder sacar recuerdos, sino, solo es un día
que pasa.
Hasta el
momento, voy con un umbral bajo y otro alto. Voy ahora por el tercer umbral
para desempatar.
El umbral
bajo a la estupidez.
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